lunes, septiembre 01, 2014

Thuderbolts de Way y Dillon: Chasco carmesí

Desde que volví a escribir aquí, no he reparado en los cómics que recientemente ha publicado Panini. Y esto no puede ser, hay que arreglar este desagravio tan importante. Con una reseña del primer todo de los Thunderbolts de Daniel Way y Steve Dillon, por ejemplo. ¿Qué os parece?

La verdad es que se veía venir. Teniendo a Jeph Loeb, padre del nuevo Hulk Rojo, pululando por los despachos de la Casa de las Ideas, ¿alguien pensaba que no se le iba a dar importancia estos días a la criatura, alter ego del general Trueno Ross? Sólo había que buscar un título acorde a su mente pragmática y militarista, de ese tipo de agresividad que no toma prisioneros. Estos son los cimientos de los nuevos (o mejor dicho, enésimos) Thunderbolts que nos presentan bajo el cobijo de la 'revolución' de Marvel Now!




Para llevar a cabo la formación de dicho grupo, le han dado carta blanca al guionista Daniel Way (Masacre, Lobezno, Punisher, etc.) para que juegue con personajes poco vinculados a los equipos de superhéroes como son Masacre, Elektra, Punisher y el nuevo Veneno. Los dientes de los más puristas se oyen rechinar desde kilómetros a la redonda. Y normal, porque son vigilantes que, además de no comulgar con los valores convencionales de los supergrupos, tuvieron su mejor momento de forma cuando se encontraban en solitario. A ser posible
alejados de mallas y leotardos.

La apuesta es arriesgada cuánto menos, pero no hay que olvidar que el reto también es harto complicado: darle otra vuelta de tuerca más al concepto de los Thunderbolts. Haciendo una analogía facilona, podríamos decir que los Thunderbolts nunca serán el viento que agite los árboles, pero sí que van a ser los que recojan los frutos caídos por esa tempestad.  Una colección que siempre procuraba aprovecharse del entorno general que había en el resto de colecciones (condicionadas por los crossovers) para dar un poco de aire fresco y variedad al lector. No en vano los primeros números de Thunderbolts, escritos por Kurt Busiek, son de lo poco que se salvan de ese horrible evento llamado Heroes Reborn. Si podéis volver a echarles un vistazo, os sorprenderéis de que el tiempo sigue tratando a esos números fenomenalmente.

Pero vayamos al meollo de la cuestión: Aunque tiene todo un número 1 para justificar los fichajes de Elektra, Punisher y demás, Way no está especialmente inspirado y da a entender que esos personajes aceptan involucrarse en esta aventura porque no tienen nada mejor que hacer. Como esos planes de domingo por la tarde que no es que sean la repanocha, pero son mejores que quedarse enclaustrado en casa, vaya. No quedan claras las ventajas o recompensas de esta nueva condición para sus integrantes, más allá que el poder aniquilar a nuevos enemigos a decenas en cada misión. Igual que también está difuso el grado de autorización que tiene Ross para hacer lo que hace. ¿Va a su aire? ¿O lo supervisa SHIELD, la ONU o Los Vengadores? Nada se sabe (ni se deja entrever) en torno a este asunto.

Un inciso: aunque supongo que habrá sido ya comentado en múltiples de ocasiones en la blogosfera, no podía dejar pasar por alto que se le desaparezca el mostacho a Trueno Ross cuando se convierte en Hulk Rojo. Sublime. Sospecho que en Marvel hicieron pruebas y vieron que sería un movimiento de marketing horrible, desechando la idea. Pero el no-mostacho a lo Aznar no ayuda a darle más coherencia a un personaje que, reconozcámoslo, no es que ande muy sobrado en esa característica.

El dibujo corre a cargo de Steve Dillon, que ya colaboró antes con Way en otros proyectos como Bullseye: Grandes Éxitos, de la Línea MAX. Una decisión poco acertada para mi gusto, porque por mucha compenetración que tenga con el guionista o lo eficaz de su estilo, es demasiado estático y delimitado. A mi entender, en este tipo de cómics con individuos tan sanguinarios, es mejor pecar de nervioso e impulsivo, que de austero con composiciones y colores planos.

Entre los dos firman una aventura descafeinada en la que ni el mismísimo Masacre consigue ser gracioso del todo. Duele bastante el conseguir un tomo 100 % Marvel de Panini y darte cuenta de que, después de seis números, ni siquiera tiene un cierre conclusivo. Da pena que hayan apostado tanto por un grupo cuya primera andanza es insustancial y, lejos de enganchar, no lleva a ninguna parte. La historia de una guerra de guerrillas en un país desconocido sin enemigos carismáticos ni momentos memorables, con la acción injustificada como base, hacen caer con estrépito cualquier ilusión puesta en este cómic. Siento ser tan duro pero es que tenía bastante expectativas viendo cómo estaban vendiendo todo lo relacionado con “Marvel Now!”.


No me extraña que no se mencione la palabra “Thunderbolts” en todo el cómic, casi como si le diera vergüenza torera a Daniel Way. Soy consciente de que el apodo de Ross (Trueno = Thunder) es la excusa para haberle dado el equipo, pero para hacer esto, que le pongan otro nombre al invento y evitan comparaciones odiosas con otras encarnaciones del grupo. Total, la atención ya la van a atraer por tener a Masacre, Punisher, Elektra y cía.

Considero que es de recibo pedirle más a los autores en primer lugar y a sus editores después para mantener el nivel de una colección con tanta solana como esta. Por mi parte, hablaré próximamente de otro tomo de Panini que sí que ha de lo mejor que he leído estos días: Ojo de Halcón de Fraction y Ajá.

2 comentarios:

IvánN Díaz dijo...

A partir del tercer tomo cambia de guionista y mola bastante más. ;)

Carlos de Antonio dijo...

Puf, así que el segundo también se hace soporífero? Qué le ha pasado a Way?