viernes, octubre 31, 2014

Punisher de Rucka y Checchetto: Disparo a disparo

Ya os comenté el comienzo de destrozo que hicieron Way y Dillon en la nueva época de los Thunderbolts con uno de los pilares clave de Marvel, Punisher. Por eso creo que me debía a mí mismo un cómic que volviera a equilibrar la balanza. Menos mal que se posó en mis ojos la portada del primer tomo 100% Marvel de Punisher. Por cierto, portadas obra del talentoso Bryan Hitch (Ultimates, Stormwatch. Authority) del que tengo unas ganas inmensas de leer lo último que haya realizado.

Greg Rucka toma las riendas de la pieza más independiente de la Casa de las Ideas dejando patente que se sumerge cómodamente en los bajos fondos y las escenas sangrientas. Y por si fuera poco, añade un poco de su estilo de cine negro a la serie introduciendo a unos detectives que estarán pegados al culo de este controvertido vigilante. ¿Que quién hace de escudero de Rucka en el dibujo? Pues Marco Checchetto, un dibujante italiano desconocido hasta el momento para mí. Es evidente que hay chicha para dar y tomar. ¡Empezamos!


Como bien dice Rucka en las declaraciones recogidas por Julián Clemente en el artículo introductorio del tomo, la belleza de Punisher se encuentra en su simpleza. Su ansia irrefrenable de hacer justicia eliminando a criminales de cualquier forma y condición es el motivo que tiene para seguir vivo. Los autores que se alejen de esta premisa básica corren el riesgo de desdibujar un personaje que no necesita ningún aderezo ya que fue así de bien perfilado en los 70.

Claro que el peso de tantos años de páginas y páginas sobre una idea tan elemental acaba haciendo más mal que bien al personaje. Los escritores encargados de dirigir los movimientos de Castle lo hacen teniendo en cuenta que ya no vale todo y que hay que utilizar el poco margen de maniobra que tienen para innovar y ofrecer algo distinto a los lectores. El riesgo de caer en la redundancia y la repetición es muy alto a estas alturas de la película.

Esta colección se encuentra ambientada en el universo convencional Marvel, ese que al alzar la vista se contempla fácilmente a unos cuántos héroes y villanos volando a su merced. Rucka hace bien en postergar todo lo que le es posible la aparición de estos tipos con superpoderes. A nadie se le escapa que Frank Castle está en desventaja con el resto de sus compañeros justicieros y que, además, sus mejores historias han sido las que han estado alejadas de los leotardos y las máscaras. Esto le añade un plus más de dificultad al asunto, pero el escritor no se achanta. Ni mucho menos.

La intriga de los misterios logra mantenerse viva con el paso de las páginas. Tan viva que no muere con el tomo y parece que se alargará bastante en el tiempo. Rucka dosifica la información soltándola cuando quiere, averiguaciones y elipsis temporales mediante.Todo dentro de un limite, claro. Debemos ser conscientes de que esto es un cómic de acción y no uno de trama enrevesada de complicada solución a lo Sherlock Holmes.

El lado policíaco es el anverso de la aventura protagonizada por Castle, compartiendo el mismo caso a investigar. Es un buen recurso de contraposición si tenemos en cuenta que el mejor Frank Castle es el que responde, no el que hace preguntas. Para hacer preguntas ya están los detectives asignados al caso. Detectives que podría firmar el mismísimo David Fincher, el director de la aclamada Seven. Un detective apuesto pero algo torpe en lo que se refiere a investigaciones policiales y su compañero negro, que después de tantos años en el servicio se sabe todos los trucos del oficio y difícilmente podría hacer mejor servicio.

El guionista también se esfuerza en dar bastante protagonismo al género femenino en este baile de balas y machetazos. Algo de lo que el de la calavera no ha andado muy sobrado en todas estas décadas. Pero tranquilos, que no hay relaciones sentimentales ñoñas y sosas, sino que estas sumas son muy agradecidas para avanzar la trama.

Por un lado echa mano de Norah, la astuta redactora del Daily Bugle que ya ha salido en The Amazing Spider-Man. El perro viejo de Ben Urich ya se estaba quedando algo apolillado y esta periodista le viene de perlas al universo Marvel. Por el otro, introduce a Rachel Cole, una antigua marine que tiene más paralelismos con Punisher de los que le gustaría. Poco más puedo decir sin morderme la lengua por los spoilers.

Antes de acabar con el apartado de Rucka, quiero destacar cómo utiliza el tiempo dentro de la narración. Lo usa de una forma racional y a la vez fructífera para el argumento. Sobre todo en lo relativo a cuánto tiempo necesita Castle para volver a actuar después de alguna misión que le haya dejado malherido. Muchas veces le hemos visto recuperarse milagrosamente y volver a dar guerra a los pocos días de haber recibido una paliza de muerte. Castle no puede ir a hospitales ni tiene amigos con factores de curación superhumanos. Simplemente necesita tiempo para recuperarse de sus lesiones como el resto de los humanos. En este tomo Greg usa ese periodo de recuperación como una gran elipsis de meses que ayuda a la concepción de historia de largo alcance que pretende implantar.

Marco Checchetto es el otro autor que firma la mayor parte de este volumen. Y digo la mayor parte porque en cuatro números hay fill-ins de otros artistas como Max Fiumara, Mirko Colax, Matthew Clark, Matthew Southworth o Michael Lark. No me habría importado nada que esos cuatro los hubiese realizado Lark, al que después de su paso por Daredevil le tengo mucho aprecio. Con tanto cambio el nivel se descompensa demasiado. Y es una lástima porque el trabajo de Checchetto tiene la suficiente calidad como para augurarle un buen futuro en la industria americana. Seguro e imaginativo, destaca tanto en las escenas detectivescas como en las de pura acción.

Un detalle que me ha llamado la atención de su representación del canónico uniforme de Punisher es la calavera. Desdibujada y difusa como si después de tanta muerte y destrucción a sus manos tuviese su psique más desestructurada que nunca. Y aunque puede que sólo sea un recurso estilístico sin ningún significado adicional, funciona estupendamente para lo que comentaba más arriba, aquello de aportar cosas nuevas al personaje sin que desentonen demasiado.

Los autores pelean por que la cosa no se quede en medias tintas, lejos de toda trascendencia. Conformando un volumen que sirve como reintroducción, lenta pero sólida, del personaje en el conjunto del universo Marvel. Una de esas ocasiones en las que te dejas llevar sabiendo que te están conduciendo adónde ellos quieren pero sin que se te ocurra la más mínima queja. Simplemente el deseo de dejarse llevar por Punisher y sus malas artes.

100% Marvel: Punisher. El Invierno Muerto

Guión: Greg Rucka
Dibujo: Marco Checchetto, Michael Lark y otros
Contiene: Punisher vol. 7 #1-9 y Spider-Island: I Love New York One-Shot USA
Edición: Tomo 100% Marvel, 215 páginas
Precio: 19,95 €

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