No, no he dejado de lado los comentarios de las películas sobre personajes de Marvel que se han ido estrenando estos meses. Y digo "sobre" porque, como bien sabéis, las adaptaciones de Spiderman, Los 4 Fantásticos y Los X-Men no las produce Marvel Studios. En el caso que nos ocupa, relacionado con los mutantes, se encarga 20th Century Fox. Y muy bien adaptados todos, menos el destrozo ese de X-Men Orígenes: Lobezno que no había por dónde cogerlo.
También vi Los Guardianes de la Galaxia en los cines, tremenda película que ya desde el trailer daba rienda suelta a la libertad que ofrece el heterodoxo grupo cósmico. Lo reconozco, me lo pasé como un niño pequeño con la epopeya de James Gunn. Aunque se me hizo un poco larga en la conclusión, y es que estirar todo para meter gags dónde se pueda es bastante arriesgado. Pero centrémonos en X-Men: Días del Futuro Pasado, de Bryan Singer.
Los primeros minutos del metraje son apabullantse, pocas superproducciones pueden presumir de meter tan pronto a los espectadores en la historia. Se nos emplaza en un futuro oscuro dónde sólo quedan unos pocos mutantes, fugitivos y buscados por Centinelas que se adaptan a sus poderes. El equipo futurista se compone de una combinación bastante acertada de algunos vistos en la anterior trilogía (Tormenta, Lobezno, Hombre de Hielo, Kitty Pride, Magneto y Xavier) con otros inéditos o poco utilizados hasta ahora (Coloso, Bishop, Mancha Solar, Destello y Sendero de Guerra).
Como en los cómics, Lobezno es pieza indispensable en las películas de la Patrulla-X. En X-Men: First Class sólo aparece una vez cuando van a pedirle ayuda y él contesta con un certero "Go fuck yourselves". De lo más divertido de la peli junto con las bromas de Charles Xavier sobre una posible calvicie futura. Esta entrega no iba a ser la excepción, y pone a Logan en un papel protagonista como salvador del homo superior. Para ello, Kitty Pryde envía su mente al pasado para tratar de evitar el asesinato de Bolivar Trask (grande Peter Dinklage) a manos de Mística. Este asesinato iniciará una cadena de acontecimientos que acabarán con la creación de los Centinelas superpoderosos y la correspondiente exterminación de los mutantes.
Para mi gusto, el viaje sucede demasiado deprisa. No me habría importado nada haber presenciado alguna aventura de la futura Patrulla-X en el mundo distópico que se nos presentaba. La inclusión de Ian McKellen, Patrick Stewart, Halle Berry y demás, refuerza el conjunto de la película, enriqueciendo la narración con esos saltos entre el pasado y el futuro. Está claro que se iba a prestar más atención a 1973 que a 2023, ya que nos encontramos en una secuela de X-Men: First Class y no de X-Men 3.
Uno de los puntos fuertes (y frikis al mismo tiempo) es contemplar al Lobezno del pasado sacando sus garras de hueso para eliminar a cualquier problema con el que se encuentre. En los cómics fue de lo pocas ideas que se podían salvar de su accidentado origen. Que Stryker ya estuviera desde tan pronto en toda la escena anti-mutante también nos hace recordar los grandes momentos que pasamos con X-Men 2.
Es 1973 y Magneto está cautivo en una cárcel de máxima seguridad en el Pentágono por la muerte de JFK. Al menos en el universo cinematográfico de los X-Men. Una explicación a la teoría de la bala mágica que fue moviéndose inexplicablemente por el aire. Eso sí, minutos después de ser liberado Erik intenta defenderse diciendo que es inocente, que lo que realmente quería era salvarlo porque también era mutante. Toma eso, Iker Jimenez.
Y sí, por fin ocurrió lo que estábamos tanto tiempo esperando: la aparición de Mercurio. El velocista canoso es solicitado por la Bestia, Logan y Xavier para ayudar en la misión de rescate de Magneto. Se le aleja del centro de Europa para presentarlo como un simple chaval que utiliza sus poderes para robar todo lo que pueda. Aunque los guionistas dejan abierta la puerta al parentesco con Erik Lensherr mediante un chascarrillo suyo. Me parece más acertado dejarlo así que ponerle en un status que necesitaría mucho más desarrollo y justificación. Aún así, puesto que está confirmada su participación en la próxima (X-Men: Age of Apocalypse), no podemos estar seguros de que no vayan a haber más datos en torno a esto..
Ay, casi se me olvida comentar que Mercurio protagoniza uno de los momentos más divertidos de toda la saga mutante. Un tiempo bala en la fuga de Magneto que ríete tú de Matrix, con banda sonora setentera incluida. Una delicatessen de narración y producción.
Volviendo a la asesina Mística. Siempre he pensado que Raven era uno de los personajes que más ganaba con las adaptaciones a la gran pantalla hasta que en la anterior película la edulcoraron demasiado. Aquí tiene un papel crucial y más hecho a su medida, ya que es la cabeza visible del momento que cambiará el mundo para siempre. Entre tanto CGI y cambio de identidad, la oscarizada Jennifer Lawrence hace lo que puede por interpretar el papel, un trabajo más que digno mostrando las dudas que tiene en cuanto a las sanguinarias ideas de Erik y las conciliadoras de Charles. Optando al final por éstas, dejando al presidente Nixon y a Boliver Trask vivos y cancelando el programa Centinelas.
Es asombroso que Singer haya apostado por un final que tiene bastante menos de previsible de lo que uno cabría esperar en un momento. Cambia toda la historia mutante, no sólo la del mundo distópico del 2023 sino cómo acabó su anterior trilogía (rematada en X-Men 3 por Brett Ratner). Con los cambios realizados en el pasado, Jean Grey sigue viva, ..pero Cíclope también. Más que un guiño, toda una declaración de intenciones a todos los seguidores que no estuvieron de acuerdo con la forma repentina en la que ambos murieron en el final de esa saga.
En definitiva, una película espectacular. De las mejores, sino la mejor hasta ahora. Con algún error de coherencia y de guión, por supuesto, pero que supera enormemente en todos los aspectos a su predecesora. Tanto a nivel expresivo como de acción palomitera. Me quedo, también, con mucha curiosidad de saber cómo encajará En Sabah Nur en todo esto.
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