lunes, julio 21, 2014

Ben Grimm: entre Christopher Reeve y el Hombre Elefante

Estos días de tranquilidad en Cádiz he pillado por banda los primeros números de Los 4 Fantásticos de John Byrne. Concretamente los de la edición en modo coleccionable que hizo Forum que sacaba un tomo de tres números y medio cada semana. Y, aparte de volver a contemplar que por ellos no pasa el tiempo y que el autor marcó la pauta a seguir durante las próximas décadas, he observado varios guiños cinéfilos que antes pasaban desapercibidos para mí.

En el primer número, Byrne ya utiliza referentes de otros ámbitos de la cultura estadounidense como ayuda para describir de la forma más exacta posible a la familia fantástica. Así, en el Fantastic Four #232 (USA, julio 1981) vemos salir de incógnito (o todo el incógnito que le es posible) de una sala de cine a Ben Grimm y su novia Alicia Masters. ¿Y qué película acababan de ver? Pues ni más ni menos que la película de culto de David Lynch: 'El Hombre Elefante' (1980).




Dejemos de lado que a Alicia, con su ceguera, le habría sido muy difícil seguir el ritmo de una película tan visual por mucho que Ben le hubiera explicado a cada segundo lo que pasara y cómo de feo era el Hombre Elefante. Porque sin duda estamos ante una licencia artística que se toma Byrne, que pretende que en esas dos viñetas nos fijemos en las sensaciones que esa película ha dejado en nuestra querida Cosa.

Para los que no hayáis visto la película, voy a resumirla brevemente: Narra la historia de John Merrick (El Hombre Elefante), un joven que vive en el Reino Unido que es víctima de una terrible deformidad en su cabeza que le hace tener un aspecto "difícil de mirar", por así decirlo. A causa de ello, su vida cotidiana es una constante lucha contra los insultos y comentarios ofensivos de una sociedad que le odia sólo y únicamente por esa condición.


Así, entendemos por qué La Cosa está llorando, evidentemente se identifica con El Hombre Elefante. Aunque sus caminos no son paralelos, ni mucho menos. Ben Grimm tiene un final mucho más dulce, acabando con la chica de sus sueños y siendo reconocido mundialmente por ser uno de los superhéroes más reputados del universo Marvel.

A los lectores de Los 4F les es más que familiar las intermitentes dudas y depresiones de Ben Grimm sobre su apariencia. Pero llama la atención cómo lo maneja Byrne, plantando de forma diferente una semilla para que en números siguientes La Cosa tenga que volver a elegir, por enésima vez, entre salvar al mundo o poder recuperar su fisonomía humana. Después de 53 años, recurso trillado dónde los haya, ¿verdad?

Pero no acaba ahí la influencia del cine sobre el cómic en estos números. porque un el número siguiente (FF #233) Byrne vuelve a comparar a Grimm con otro individuo, esta vez con Christopher Reeve (Superman). Lo hace mediante una broma de La Antorcha Humana, cosa que no le hace mucha gracia al superhéroe rocoso.


Destaca la facilidad con la que el autor inglés mete una broma sobre un personaje de la editorial rival, DC. Personaje, Superman, de cuya colección acabaría encargándose cinco años después también por completo, llevándolo a sus orígenes más reconocidos. Se nota que John Byrne hacía y deshacía a su antojo esos años, cosa que hay que agradecer a las dos editoriales, que permitieron que este genio en plena plenitud 'jugara con sus juguetes'.

Seguiré leyendo toda su etapa de cinco años en la cabecera en búsqueda de otros guiños. ¡Si son los suficientemente interesantes, hablaré sobre ellos!

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