martes, noviembre 06, 2018

Cómics forasteros: Batman: Una muerte en la familia

Sí, dos años después vuelvo por estos fueros. Y la razón por la que lo hago es porque no podía resistirme a no comentar una de las últimas lecturas comiqueras que he tenido: Batman: Una muerte en la familia. Uno de esos pocos cómics que actúan como punto de inflexión, gracias al trabajo de los dos Jim (Starlin y Aparo). Arco pequeño de tres números que llevaba mucho tiempo en la creciente lista de pendientes y que por fin cayó en mis manos gracias a una de esas ediciones asequibles. En concreto la del coleccionable de Batman publicado por Planeta DeAgostini en 2005.

Muerte a la carta. Eso fue lo que ofreció el editor de Batman en los 80, Dennis O'Neil, a los lectores de Batman. Amparado por Jim Starlin a los guiones, abrieron líneas de teléfono dos días del agonizante verano del 88 para que "el respetable" decidiese si el segundo Robin, Jason Todd, debía vivir o morir. ¿Cómo se llegó a este punto de ruptura? Pues fue una consecuencia natural a la cantidad de críticas y alabanzas que recibía este Robin, granjeándose haters (me niego a decir 'odiadores') hasta debajo de las piedras. Incluso Starlin estaba deseando quitárselo de en medio. ¿Lo logró? Tendréis que darle a Leer más para descubrirlo, spoilers mediante.

El editor recuerda "El Gran Experimento de Robin" como una de las decisiones más arriesgadas de su carrera. Y no es para menos, dejar en manos de terceros la muerte (o no) de uno de los personajes más reconocidos tuvo que generarle detractores tanto dentro como fuera de la editorial. Él lo defendió como una simple extensión de su política de escuchar las opiniones de los lectores, que hasta ese momento se atendían a través del correo.

Aunque lo que verdaderamente motivó a O'Neil a abrir la caja de Pandora fue el carácter revolucionario de la propuesta, el siempre arriesgado "no se ha hecho antes". Algo que ahora parece un truco anticuado, en su momento fue un soplo de aire fresco. 10614 fueron los votos que se contabilizaron, ganando por estrecha diferencia de 74 la opción de acabar con el Chico Maravilla.

No es casualidad que haya empezado dando más relevancia a la forma que al fondo, puesto que la trama en sí resulta bastante deslabazada y tosca. Más aún al tener en cuenta que desde la portada (y el título de la aventura) ya conocemos el desenlace. Con el experimento marketiniano explicado, y la intriga y el suspense en fuera de juego, sólo queda comentar el proceder de Starlin.

El guionista opta por alejar la acción de Gotham, el núcleo donde Batman (y Robin) se sienten más cómodos, y trasladarla al continente africano (Líbano y Etiopía). Batman fuera de su terreno es menos Batman, dicen muchos, y en este caso debo darles la razón. A Starlin se le percibe más interesado en el final que en el desarrollo, con una historia renqueante sobre quién es la verdadera madre de Todd. Historia que, evidentemente, acaba convirtiéndose en un McGuffin para el verdadero objetivo: cargarse al personaje con el Joker como brazo ejecutor.

Sí demuestra sobradamente Starlin ser capaz de conformar imágenes y escenas que se clavan en la retina: el Joker golpeando a Robin con una llave inglesa, el avión estallando en el aire y, sobre todo, Batman llevando en brazos el cuerpo difunto de su compañero. En todas y cada una de estas páginas se apoya en el arte de Jim Aparo, dibujante legendario del Caballero Oscuro por méritos propios. El estilo cuidado y dinámico de Aparo se amolda de tal forma que es imposible pensar en un artista coetáneo que hubiese dibujado mejor Una muerte en la familia.

Debo reservar unas líneas para la surrealista conclusión del argumento, con el ofrecimiento del Joker al Ayatollah Khomeini para incorporarse a las instituciones de Irán para adquirir así una inmunidad diplomática.  Así Batman, con consejos y advertencias de Superman y de la CIA, no puede hacerle pagar por sus crímenes... Hasta que el Joker hace un ataque contra todas las naciones en la sede de la ONU, entonces la veda se abre y el Caballero Oscuro va tras él. No consigue aprehenderlo y el villano se escapa. En resumen: cambio de statu quo en cuanto a Robin y "patadón pa'lante".

Las comparaciones con el final abierto de La broma asesina (Marzo, 1988) de Alan Moore son inevitables, teniendo aquella mucho más ingenio al determinar que nunca habrá un cierre definitivo al enfrentamiento Batman-Joker. El que Starlin introdujese de improviso un factor político en su resolución, más que aportar matices al conjunto, evidencia un 'deus ex machina' para salir del paso. Recordad, Robin debía morir. Y así lo hizo, provocando una deriva oscura que Bruce Wayne desarrolló durante la década de los 90.

Descanse en paz.


BATMAN: UNA MUERTE EN LA FAMILIA

Guión: Jim Starlin
Dibujo: Jim Aparo
Editorial original: DC (1988-89)
Edición actual en España: Grandes Autores de Batman: Jim Starlin - Jim Aparo. Una muerte en la familia (ECC Ediciones, 2018)
Edición: Tomo único, cartoné, 144 págs. A color. 15,95€
Página web: ECC Ediciones


1 comentario:

Fray Juan dijo...

Hola Carlos

Qué tal estás? encantados de saludarte,



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