domingo, diciembre 13, 2015

Cómics forasteros: Dinero de Miguel Brieva

Había oído maravillas de él. Mis amigos se lo regalaban entre ellos sonriendo confiados. Brieva era el apellido pronunciado por todo aquel que estuviese presente cuando la palabra "sátira" entraba en la conversación. Y, seamos honestos, cuando un autor es tan citado, se desencadena en uno la pulsión de criticarle en cuanto sea posible. Coger cualquiera de sus obras y aprovechar cualquier resquicio para despotricar y conseguir así una postura divergente ante los demás. Tarea imposible, Miguel Brieva es tan escurridizo como genial.

Enmarcado como un cruce entre Crumb y El Roto, este autor sevillano retrata a la sociedad con pincel implacable de brocha fina. El hecho de que su primera gran obra, la revista Dinero, fuese autoeditada, ya da constancia de la libertad que necesita para llevar su acidez a la máxima expresión. Nadie se queda fuera de su radar, puesto que su visión del presente le procura poca (o ninguna) salvación del ser humano. Así que dejen sus pensamientos codificados y prefabricados en la puerta y adéntrese conmigo en el universo Brieva.



Aunque empezase sin 'ataduras', no todo su recorrido artístico ha estado fuera del establishment. Viviendo en España, tal cosa se podría considerar una quimera. Brieva ha colaborado en no pocos sitios: El Jueves, El País de las Tentaciones, La Vanguardia o Rolling Stone. Aparte, ha lanzado publicaciones siguiendo a Dinero, como Om2, Recto, Propuestas para no hacer o El Niño Carajaula.

Resulta evidente que estamos ante alguien con mucho que decir. En este primer trabajo, consolida las herramientas de las que echará mano en su carrera para criticar sin reparos a la humanidad. Alternando textos sesudos sin dar respiro al lector con historietas tanto a página completa o con viñetas. Sin olvidar la especialidad de la casa: los carteles publicitarios que toman como modelo los de las décadas de los 50 y 60.

La imaginería que explotó en esos años, y que continuó desbordante durante lustros, apuntaló el sistema económico capitalista. Su semiótica fue la culpable de que los productos fueran presentados al público no como simples artículos de consumo, sino como señas de una identidad a la que se debe aspirar. Una identidad compuesta de necesidades creadas artificialmente. Bajo estos códigos del 'american way of life' de familia modelo caucásica patriarcal, Brieva desmenuza lo divino y lo humano para hacernos reír primero, y reflexionar después.


De todo lo que su diagnóstico tiene en el punto de mira, es la alienación del individuo común lo que parece tenerle más preocupado. Sigue claramente los planteamientos de Aldous Huxley, el cual creía -en contraposición a George Orwell- que la sociedad iba a ser controlada desde las altas instancias no a través del miedo y la violencia sino del ocio fácil y trivial. Terminando por interesarnos más el entretenimiento banal intrascendente que nos brinda la televisión que los mecanismos del sistema en el que somos parte.

Brieva se erige como adversario de la dictadura del mercado, del "neo-fascismo lúdico económico" como él llama, imposible de evitar al inundar cada aspecto de la vida moderna. La política, usada y desgastada, ya ni siquiera finge servir al pueblo sino que se rinde sin reparos a los poderes fácticos financieros con sonrisa de dibujo animado. Aquí debemos recordar la fecha en la que se hizo Dinero: de 2000 a 2005. Una época de plena bonanza en la que nadie reparaba en las miserias del sistema, Brieva se atrevió a denunciar los daños morales y éticos que estaba causando.

Y no sólo morales. También destaca su defensa medioambiental de un ecosistema que ya entonces daba muestras de sufrimiento por la frenética actividad consumista. No en vano predice distopías donde reinan el caos y la contaminación si el ser humano sigue en su empeño de exprimir los recursos naturales.


Su sentido del humor se agudiza cuando trata el presente, espejo esperpéntico donde mirarnos pudiendo incluso ser carne de imagen viral. Sin embargo, es en las imágenes sobre el futuro donde deja más posos de amargura. Su ideario podrá parecer a algunos exagerado y sesgado -"No estamos tan mal", dirán-, pero lo que no se puede negar es que remueve conciencias emplazándonos a debates de múltiples capas. Detrás de gags fáciles y certeros, su humor esconde confrontación.

Tomo imprescindible, a fin de cuentas, que toda estantería que se precie debería tener. Viniendo a refrendar mi teoría peregrina de que todo sistema necesita un número X de antisistemas. Gracias a ellos, cuestionamos lo que respiramos, lo que tenemos a nuestro alrededor; obligándonos a cambiar y mejorar dentro de nuestras posibilidades. Benditos antisistemas, digo, sin los cuales tragaríamos todavía más de lo que ya tragamos.

DINERO

Guión y dibujo: Miguel Brieva
Editorial original: Clismón Doble Dosis (2000-2005)
Recopilación: Reservoir Books (2008)
Edición: Tapa blanda B/N 216 páginas 19,90 €
Página web: Clismon

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