lunes, junio 30, 2014

Cómics forasteros: Zits

Permitidme una pequeña licencia en forma de comentario, me gustaría manifestar lo triste que es ver la rdida de calidad del periódico El País en los últimos años. De ser el periódico de información general más prestigioso de las últimas décadas a ver mermada su categoría debido a decisiones inexplicables, tanto en la forma de tratar a sus periodistas como la de manejar su negocio.

Víctima de la perpetua crisis económica en la que vive el diario, en abril de 2009 dejó de publicar de forma abrupta su parte dedicada a los más jóvenes de la casa: El Pequeño País. Como también ocurría con Gente Menuda en el ABC, El Pequeño País alegraba ese día tan estancado para algunos que es el domingo, aumentando la ya consolidada reputación de la cabecera de Prisa. En en los últimos años El País fue reduciendo gradualmente su importancia, pasando de varias páginas a una o dos o ausentándose de la publicación intermitentemente.


Una lástima muy grande, porque gracias a ella varias generaciones nos introdujimos, en mayor o menor grado, en el mundo de las viñetas. Por sus páginas pasaron las historias de Calvin & Hobbes, Garfield, Los Simpson, Spirou, Los Pitufos, Goomer, El Botones Sacarino, Rompetechos o Leo Verdura entre muchos más. Pura historia del cómic.

Por eso me gustaría hacer un homenaje a esas historias hablando de la tira cómica Zits, de Jerry Scott y Jim Borgman. Si hay forma mejor de empezar a hablar sobre cómics no-marvelitas en el blog, no la conozco.

Formando sin discusión un tándem insuperable con Calvin & Hobbes -seguramente porque su estilo de dibujo y temática eran a todas luces similares- está Zits. El cual en vez de a un niño y su peluche, tiene de protagonista a un chico (Jeremy) en ese ojo del huracán que es la adolescencia. De ahí el nombre de la serie, espinillas o granos en inglés. Un punto de partida suficientemente sustancial para soportar el peso de tramas que deben ser formuladas y resueltas en secuencias de cuatro viñetas, cuando no menos. Una de sus habilidades es sin duda la de concreción y condensación, sin que por ello sus puntos cómicos queden descafeinados o cojos.

Ambientado en unos suburbios estereotipados de cualquier población estadounidense, gracias a la forma de narrar los conflictos, natural pero sin pelos en la lengua, que no hay nada que huela a cartón piedra, a artificial. Y es que darle a los padres de Jeremy el suficiente peso argumental ayuda a ver desde otra perspectiva los dramas cotidianos de ese adolescente que sabe que tiene un lugar en el mundo pero no tiene ni idea de por dónde empezar a buscarlo. Las dudas trascendentales sobre sí mismo y sobre el conjunto de la sociedad constituyen una de las marcas indiscutibles del título.

La amargura y la ternura van de la mano en muchas de las ocasiones, sobre todo en las que pasan en el hogar familiar. Ese padre de nombre Walter, que se resiste a perder lo poco 'molón' que le pueda quedar ante los ojos de su hijo o esa madre, Connie, la madre que ante la pasividad y la buscada displicencia lamenta los años en los que él básicamente vivía por y para ella. Un cambio generacional puro y duro expresado brillantemente, de modo que sólo puedes esbozar una sonrisa cómplice y sincera. Se podría decir que más que buscar la carcajada, Scott y Borgman se dedican a remover sentimientos que, ya se sea joven o adulto, se tienen interiorizados.

Pero no se habla únicamente de la relación familiar, también contemplamos las andaduras de Jeremy en ese cajón de sastre que es el instituto. Ya sea con sus amigos Héctor y Pierce o con su primera novia, Sara. Sobre todo con esta última salta a la vista cómo cambiamos la forma de relacionarnos con el género opuesto según la época de nuestra vida. Los autores diseccionan tan bien estos primeros pasos torpes que cualquiera diría que no son personas de mayor edad.

Otro punto sobre el que recae la atención es la dependencia tecnológica de las últimas décadas, llegando hasta el punto de estar conectados a algún aparato electrónico cada segundo de nuestras vidas. Si se tiene en cuenta que estas tiras ya tienen unos cuantos años, cabría decir que tienen bastante de premonitorio. ¿Conocéis a alguien que no esté pegado a internet en el móvil?

Buscando un poco he visto que a día de hoy la tira sigue publicándose con nuevas historias sobre Jeremy. Algo que no me extraña en absoluto, porque releídas ahora tienen todavía más actualidad que entonces. Los años que han pasado no las ha dejado desfasado ni las ha hecho parecer infantil; sino que con la experiencia vital de cada uno, se adquieren matices y te fijas en detalles de los que antes ni te percatabas.

 En definitiva, una lectura que te deja satisfecho a la vez que te hace volver a tiempos pasados, que no necesariamente mejores.

ZITS

Guión: Jerry Scott
Dibujo: Jim Borgman
Editorial original: Andrews McMell Publishing (USA)
Editorial en España: Norma
Formato: Tomos en edición rústica, 128 páginas en B/N.

Precio: 11 €
Web: Norma Editorial

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